sábado, 8 de octubre de 2011

Mi humilde hogar

Aunque yo no lo considero un tema muy interesante, mi casa y sobre todo, mi cuarto de baño han levantado una gran expectación y controversia. Es por eso que, en esta ocasión, Hyderabad Blues se convierte en ¿Quién vive ahí?, un repaso por una vivienda de clase media-alta en Banjara Hills.
Esta es la fachada de mi casa una especie de dúplex con seis habitaciones. Lo de la izquierda es el garaje, con capacidad para un coche o muchas motos y con un balón de fútbol pinchado que mis compañeros usan para entretenerse durante los apagones diarios.
Esto de aquí es un kolam. Cada mañana, la mujer que limpia dibuja uno nuevo delante de nuestra casa, supongo que esto es más importante que limpiar la cocina. Se trata de un dibujo de tiza de bienvenida que se traza frente a la puerta de entrada. Invoca la prosperidad, así como saluda y acoge a los invitados. Antiguamente se hacía con harina de arroz y era un buen augurio que los insectos comieran de él (sí, qué bonito).
Estas son mi ventana y mi terraza. No le cojáis mucho cariño al exuberante árbol que hay enfrente porque actualmente es historia. Esta semana, una cuadrilla de tipos ataviados con zorongos y turbantes y equipados con la más moderna tecnología de la edad de bronce (a saber, un hacha de los Clic de Playmobil y unas cuerdas que habían robado de las cuevas de Altamira), talaron al pobre arbolito con la excusa de que nos tapaba el sol. Sus restos siguen al lado de casa, desparramados por el suelo. Antes era un hogar para las aves, ahora me pregunto si no lo será para las ratas.
Por arte de magia ya estamos en el interior de mi terraza. Aquí me saco una cómoda silla y me pongo a leer A dance with dragons en mi e-reader cuando los apagones me impiden usar Internet. Al fondo se ve la cuerda de tender la ropa, pero echémosle un vistazo…
Sí, amigos, sí, India es el país de la tecnología, de la informática, del progreso… No es de extrañar por tanto que usen cables de red para hacer tendederos. Estoy tratando de conectar uno a mi portátil para que me avise cuando la ropa esté seca.
Nos movemos ya en el interior de mi cuarto. Estas son mis bonitas vistas del edificio de enfrente, en el que las cajeras del More (como el Día pero más cutre, sí, sí, hay cosas más cutres que el Día) descansan y se toman la merienda, siempre con especias, claro. Aquí siempre huele a especias, pero yo ya he dejado de percibirlo… menos mal.
Esta es mi cama. La cama es lo mejor de este lugar. Caben cuatro personas, es bajita, es muy dura y tiene una almohada de esas rectangulares, firmes y planas. Es muy cómoda y muy buena para la espalda. La colcha hortera viene de serie en India.

Estos son los aparatos de “refrigeración”. Esa cosa color bata de enfermera que parece atrezo del Star Trek original es el aire acondicionado. Menuda pinta, ¿eh? En la foto no se aprecia pero el filtro está hecho con chamizo, yo pensé que era una ñapa de esta gente, pero no, vienen así de fábrica, lo juro. Me gustaría poder contaros si funciona bien o no, pero nunca lo he usado ni lo pienso hacer. La otra foto corresponde a mi buen amigo el ventilador de techo, el que más hace en este lugar para que esté cómodo… ¿qué haría sin él?
¡Y por fin llegamos al baño!
Esto que veis en primer plano es la alfombrilla. Aquí tienen una enfrente de cada cuarto de baño porque como salen chorreando de agua la necesitan para que la casa no sea un barrizal. Esta la compré yo, porque la que me habían puesto era en realidad una toalla de mano mugrienta que actualmente está escondida en una especie de armario trastero que tengo, junto a otras mierdas indescriptibles.
La bañera es bastante grande y bastante chula. Tiene ducha también, gracias a Dios, ya que aquí no es tan normal que la ducha esté en la bañera, vamos, de hecho, aquí en los baños normales no hay bañera. Mi cuarto de baño es oriental-occidental, se supone que tiene lo mejor de los dos mundos… se supone.
Esta es la ducha que usan ellos y debajo está su lavabo con otro de los ubicuos cubos que tienen por aquí (creo que los cubos tienen un código de colores que indica su función, pero todavía lo estoy investigando). Es una ducha sobre el suelo, así, sin más, ya que aquí echan el agua sobre el propio suelo de baño.

Es por ello que en cada cuarto de baño hay un par de sumideros como estos que conectan con las cañerías de la casa. Al lado, desmontado, podéis ver el aparato que usan para arrastrar el agua al sumidero.
Y por fin llegamos al retrete. Sí, tranquilos tengo una taza de váter normal y corriente… bueno, casi.
En los baños orientales superchulos (como en los del aeropuerto de Dubai), al lado del váter hay una manguerita extensible que suple a nuestro papel higiénico, pero aquí solo tenemos… ¡El Cubito! Ese cubo aledaño con ese pequeño jarrito es lo que se debe usar para limpiarse tras usar el trono… je, je… no, yo no puedo hacerlo…
Vale, sí, aquí en India venden papel higiénico en cualquier lado y aunque está más caro que en España, su precio no es prohibitivo. Hasta ahí todo bien, hasta que te comentan que las cañerías de India son una mierda (nunca mejor dicho) y no pueden soportar el uso continuado de papel, toallitas, etc. Yo me resistía a creerlo, pero me lo ha corroborado todo el mundo y sin querer entrar en detalles escabrosos, la verdad es que viendo el funcionamiento de mi váter… pues sí, pues va a ser verdad.
Cómo he solucionado mis problemas de… “regularidad” es algo que queda entre el cubito y yo.
Y para no dejaros con este sabor de boca (¡uf, mala metáfora!) os voy a enseñar a otro de mis fieles compañeros.
Sí, amigos, esa cosa indescriptible es… ¡una lavadora! Cumple el dicho de "en casa del herrero cuchillo de palo", ya que un electrodoméstico que está hecho para limpiar tiene más mierda que el rabo de una becerra. Su aspecto cutre, no obstante enmascara un funcionamiento… ¡todavía más cutre!
El concepto de automatismo no ha sido bien entendido por los diseñadores de lavadoras indios. Cada siguiente paso en el programa requiere que un ser humano (es decir, yo) apriete un botoncito para poner la máquina en marcha. Si a eso le añadimos que hay que llenarla de agua a golpe de cubo, pues vamos, que es una delicia de actividad.
En resumen: La llenas de agua (5 minutos), pones el chisme a lavar (15 minutos), drenas (5 minutos), más agua (5 minutos), aclarar (15 minutos) y secar (5 minutos). Todo ello debe ser monitorizado desde cerca, de modo que, como la lavadora no está en mi cuarto, sino en el piso de arriba, yo me vuelvo a llevar mi e-reader y lavo mi ropa mientras leo como Tyrion le tira los tejos a una lavandera de Pentos… ¡Qué ironía!

3 comentarios:

  1. Buenas Justo,

    Ya semos unos cuantos españoles en Hyderabad, un placer leer tu blog.

    Y Bienvenido!!!!

    Gen.

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  2. Fascinante, como siempre, tu relato. Quizá yo he echado en falta, ya sabes que soy muy quisquillosa, algún comentario sobre la cocina. No sé, tal vez se trate del pasajero oscuro que algunos llevamos dentro. Un besazo enorme

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  3. Un baño con bañera!! eso es un lujazo!!

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