domingo, 2 de octubre de 2011

Por las calles de esta ciudad

Hay tres cosas a las que nunca me acostumbraré de Hayderabad: La primera es el cuarto de baño. La segunda es que a las 19:00 es de noche. Y la tercera es… cruzar la calle.
Ya comenté la locura que era el tráfico aquí. Un montón de coches, montañas de rickshaws, toneladas de motos…  La mayoría de las calles principales no son calles, sino carreteras. De la Road 1 a la Road 12 van recorriendo la ciudad de manera extraña y errática.

Conducir en Hyderabad debe ser una aventura, pero ser un peatón es arriesgar la vida. Hay pasos de cebra, sí, pero son meramente ornamentales, creo que los indios piensan que solo sirven para que crucen las cebras y como aquí no hay… Hay algún semáforo de vez en cuando con su guardia de tráfico al lado para que lo respeten más o menos. Pero los semáforos no tienen nada que ver con los peatones, son solo para regular el tráfico rodado.
En algunos casos, paso de cebra y semáforo coinciden, con lo que podrían usarse para cruzar la carretera, sin embargo solo suelen coincidir hasta la mediana, para cruzar el otro sentido te tienes que jugar la vida de nuevo.
Los indios lo hacen. Con toda su flema se ponen a cruzar una carretera como el Paseo del Prado caminando entre los coches. Los coches NUNCA paran, eso no se concibe aquí. No paran y apenas aminoran, solo esquivan… y pitan. Los indios lo hacen, sí, pero lo hacen con cuidado y respeto, ni ellos pueden hacerlo sin poner los cinco sentidos cuando hablamos de Roads más allá de las 19:00.
Muchas veces uno tiene que esperar 15 o más minutos hasta que ve su oportunidad, el slot en el que puede trazar una ruta semisegura. Lo malo, claro, es que no hay vuelta atrás. Como mucho te puedes quedar parado rodeado de un tráfico incesante que te esquiva de mala gana mientras te pita.
Sí, vale, sí, me sé la teoría: Ir siempre a la misma velocidad, en una pequeña diagonal, no parar, no hacer movimientos bruscos… Todo muy bonito, pero hay que ser muy templado para ponerlo en práctica por la noche, en hora punta, con las largas deslumbrándote, los cláxones dejándote sordo y tu corazón latiendo a cien por hora.
Realmente, los indios conducen muy bien, (de hecho o conducen bien o mueren y eso es mucho mejor que las autoescuelas y el carnet por puntos) con lo que si eres lo suficientemente valiente y cruzas a las bravas, en teoría, aparte de acordarse de toda tu familia en telugu, no te va a pasar nada… pero hay que ser muy osado.
Yo por el día puedo cruzar las carreteras con tiempo y cierta locura fruto de la desesperación, pero por la noche soy incapaz.

Ayer  traté de ir a un cine donde se supone que ponen películas en ingles. Me bajé mi mapa de google maps con sus indicaciones, etc. Todo iba muy bien hasta que tuve que cruzar una calle tipo mini Times Square. Nada, imposible, hasta para los locales era difícil. Traté de subir calle arriba a ver si había algún semáforo, alguna zona más fácil, pero me cansé a los 20 minutos de recorrer la autopista. Tuve que volver a la confluencia de la Road 7 (donde yo vivo) y la Road 1 (la calle principal). Abortada la misión del cine, solo quería cruzar la calle para ir al centro comercial del Hard Rock Café y comprar tebeos, comer en el Kuentucky Fried Chicken y tomarme un helado.
Era imposible. Enfrente de mí, la gente pija llevaba sus bolsas de la compra, reían y paladeaban sus batidos take away, lo hacían a cámara lenta para fastidiarme más. En mi acera, solo estábamos los indios sin un duro y yo.  Tan cerca… y tan lejos. Un mundo de evasión consumista me esperaba a solo unos metros, sus cantos de sirena me impelían a embarcarme en una loca travesía a través del tráfico… pero mi instinto de supervivencia era más fuerte.
Una, dos, tres, creo que hasta cinco veces traté de cruzar por varios lugares diferentes, hasta que decidí andar otros 15 minutos a una zona donde cruzar no era una completa locura, solo media locura. Crucé, sí, con más miedo que vergüenza y preguntándome a mí mismo cómo lo había hecho. Llegué al mall superpijo, lleno de vacua felicidad, si bien es cierto que con mi taquicardia, mis nervios agarrados al estómago y la espada de Damocles que era saber que por muy safe y a gusto que estuviera allí… de un modo u otro, tenía que volver a cruzar la calle para ir a casa.
Como estoy escribiendo esto, podéis deducir que salí vivo de allí, pero esa es otra historia y debe ser contada en otro momento. Os dejo con un video que muestra cómo se cruza la calle aquí. Por supuesto no lo he grabado yo, apenas puedo cruzar como para ponerme a hacer cine de arte y ensayo. Lo que veis es la cruda realidad y como os he dicho, por la noche multiplicad eso por cinco. Muchos peatones bothan han muerto para conseguir esta información, valoradla.

P. S.: ¡Ve voy a jugar al Frogger!

3 comentarios:

  1. Quiza sea muy arriesgado, pero en ese video, ya habria cruzado 10 veces...tiene truco.

    El peligro son las motos que se ven menos, pero haciendo un calculo matematico a ojo de la distancia entre coches y rickshaws, andas, paras andas,andas, paras y andas hasta el final. Claro que esto solo sirve para cruzar de izquierda a derecha, en el otro sentido no sirve...XD

    Saludos.

    PD: me encanta el blog.

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  2. Imagino que esto de cruzar la calle en India en hora punta, será algo similar a intentar conducir en una gran ciudad repleta de tráfico, cuando acabas de sacarte el carné. Parece que todos los vehículos saben que eres presa fácil. Los expertos dicen que con la práctica se consigue; que solo es cuestión de seguir, seguir y seguir un día tras otro hasta que consigas confundirte con el caos y te conviertas en uno de ellos.
    De todas formas, si esto no sirve, después de darle muchas vueltas, creo que he hallado la solución. Cómprate una vaca, aférrate a ella como si de ello dependiera tu vida y cruza la calle. Ánimo y al toro, perdón, a la vaca. Muchos besos.

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  3. Si ya esperaba con ansiedad que escribieras algo nuevo en tu blog,a partir de ahora,tras ver este vídeo y leer tus comentarios, esperare con terror. De modo que por favor no retrases mucho tus escritos. Aunque sea manda pitidos, cual claxon indio, como prueba de que aún continuas cruzando calles.

    Saludos y abrazos

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