martes, 20 de septiembre de 2011

Un viaje de mil millas comienza con un solo paso

Cuando pienso en el primer paso en mi viaje a India, lo que me viene a la cabeza es la solicitud de mi visado de trabajo.

Lo primero es bajarse el formulario con los engorrosos trámites de aquí, más unos cuantos de allá. Me sorprendió la sección Si Vd. es paquistaní, que contenía otra tonelada de formularios y documentos, incluido uno con el título aproximado de ¿Cómo sé si soy paquistaní?. Al parecer, para la India, si tu abuelo tenía un amigo que veía películas de Paquistán, es muy probable que seas un maldito paquistaní. Tras comprobar que no era paquistaní (¡Uffff!), se supone que tenía que ir a la embajada.

En España, en vez de a la embajada, resulta que hay que dirigirse a una especie de bufete de abogados/agencia de detectives internacional para conseguir tu visa. Supongo que no es más que una externalización en la que alguien se lo llevará muerto. Me enorgullece que exportemos lo mejor de nuestra cultura, para que luego digan.

Allí reinaba un ambiente de alegría y jolgorio debido a todos los futuros turistas que venían a recoger sus visados. Yo me acerqué al mostrador contagiado de este buen rollo reinante, hasta que la señorita que me atendía dijo:

-¿Visado de trabajo?- Su rostro cambió a una gélida máscara de profesionalidad- Tiene que ir con el supervisor, al final de ese oscuro y ominoso pasillo donde mueren las esperanzas y nacen las tribulaciones.

Bueno, puede que no dijese eso literalmente, pero su tono te lo daba a entender.

La puerta abierta de la citada oficina dejaba ver a un orondo indio hablando por teléfono. Éste me dirigió una furtiva mirada y siguió charlando a grito pelado. A los 5 minutos de esperar en el dintel me empecé a impacientar. A los 10 me di cuenta de que lo que hablaba era inglés. A los 15 volví al mostrador a preguntar a la señorita si era esa la oficina de verdad, su escueto "sí" y su sonrisa helada parecían decirme "y lo que te espera, chaval". De vuelta, a los 20 minutos, el tipo cuelga por fin, me mira otra vez y cuando estoy ya dando el proverbial primer paso, descuelga otra vez el teléfono y vuelve a violar la lengua de Shakespeare con impudicia. A pesar de que estaba contento por encontrar a una persona que hablaba inglés peor que yo, ya me estaba poniendo nervioso. Al final, el burócrata colgó y me pidió que pasara como si me acabase de ver.

- Subráyeme en su contrato el tiempo que estará en India, su sueldo y su catría.

Deduje que "catría" era "categoría" y saqué más papelotes.

-Verá, está todo desglosado aquí, excelencia, en estos anexos...

- ¿Anexos? No me gusta, no me gusta su contrato. La embajada puede revocar su visa sin dar explicaciones y sin devolver el dinero. Yo que usted buscaría dónde pone eso en su contrato y me lo traería subrayado.

Con un elegante movimiento de sus dedos semejantes a morcillas de burgos me largó de su oficina a hacer los deberes. Bueno, pues lo hice, volví a la oficina y... sí, lo habéis adivinado, el tipo volvía a estar hablando por teléfono. Esperé otros 10 minutos y Su Magnanimidad me permitió sentarme. Esta vez quedó contento, o todo lo contento que puede estar un burócrata indio.

Tras una agónica espera de 7 días, me confirmaron que la India me consideraba apto para trabajar en su bello país. Ahora sé que era todo una performance para que me acostumbrase a la lentitud e inoperancia de la burocracia india, para que no me pille de sorpresa... gracias, muchas gracias.

Por suerte tengo un papel firmado por mi jefe en el que dice que se responsabiliza de todo lo que haga en India, así que supongo que podría matar a algún funcionario en Hyderabad. Pero bueno, no creo que lo haga, no sería digno de una persona de mi "catría".

6 comentarios:

  1. Esto promete! Gracias por compartir tu andadura. Te seguir'e v'ia blog. Y el que avisa...

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  2. Su 'catría' es de lo bueno lo mejor, de lo mejor lo superior!, buen comienzo de camino!!, un beso!!

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  4. Si es que la burocracia es igual en todas partes, no distingue nacionalidades.

    Mucha suerte en tu aventura, compañero. Estaremos pendientes de tu cuaderno de bitácora.

    Un abrazo!

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  5. Espero que cuando tu catría comience a subir tras demostrar tu valía profesional a tu jefe indio (cosa que no dudo), no te olvides de seguir escribiendo esta serie a la que ya has has hecho que muchos nos enganchemos. No sea que se te ocurra emitir tres capítulos y luego tengamos que esperaR DOS MESES a la siguienete temporada. Bueno, he dicho. Te quiero un montón

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  6. Doy fé. Un año después el supervisor sigue orondo y desagradable.

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