domingo, 29 de abril de 2012

Una belga, un alemán, un japonés y un español

Mi  vida se ha puesto un poco patas arriba desde la semana pasada.

Lo primero ha sido la llegada a mi curro de dos nuevos profesores: Alexa y Lars. Son una pareja de veinteañeros muy majos que se las han apañado para que les contraten en la misma empresa… ¡Qué tíos!

Alexa es belga y viene a sustituir a Antoine, que creo que aún sigue de vacaciones en Sri Lanka. Lars es alemán y además de enseñar la lengua de Goethe, va ayudar al equipo de animación.

Como ya no cabemos en nuestra casa/oficina, los profesores nos hemos mudado a otra casa. Se trata de un apartamento en la cercana Road No. 6, aún en Banjara Hills. La verdad es que es una casa muy resultona e inmensa, como son por aquí. Mi cuarto tiene aire acondicionado normal y aunque he perdido mi antiguo baño y ducha occidental, creo que he salido ganando.


Que no... Que esta no es mi casa.
Es la que hay enfrente... Sigh...


Hitoshi y yo hemos hecho la mudanza, aunque todavía nos queda esperar a que los transportistas muevan la nevera, la bombona de butano y algunos muebles. Por ahora estamos un poco a caballo entre las dos casas, sobre todo yo, por el hecho de que en la nueva casa Internet no funciona y para mí eso es más importante que el agua (aunque tampoco tenemos real drinking water), sin agua se puede vivir, pero sin Internet no.

Sigo estando en un buen barrio, pero ahora en vez de en una calle principal, estoy en una pequeña y escondida, al lado de un edificio en construcción y no muy lejos de uno de esos contenedores de basura donde viven las ratas y que los indios prenden fuego de vez en cuando.




Cada vez que paso por allí el olor es nauseabundo y a veces se pueden ver bellas estampas como un perro devorando en cadáver de un gato y cosas así. Para mantener la higiene (je, je…), matar a las ratas o qué sé yo, un indio con un chaleco reflectante esparce una especie de polvos de talco alrededor del foco de inmundicia. Parece más un ritual que una actividad racional, pero…





Ahora vivo en un edificio grande, de varias plantas, con varias familias... aunque yo sigo viviendo en un bajo, nada más entrar a la urbanización, cerca de la caseta del watchman.






Cuando llegué a mi cuarto yo sí que me puse a limpiarlo todo y eso que la habitación no estaba tan sucia… para ser India. La anterior inquilina fue una chica y la verdad es que tenía el cuarto todo lo curioso que se puede tener por aquí. Aún así, traté de desinfectar un poco.




El calendario en el que cuentos los meses
que llevo y tacho los días que ya he pasado...


Está claro que no lo conseguí, porque tras dos días durmiendo en la cama nueva me salió una especie de sarpullido rojo en el cuello que achaqué a las almohadas, las sábanas o qué se yo. Al día siguiente volví a mi antigua casa y lavé compulsivamente todo lo que puede con jabón antibacteriano y parece que se ha solventado el problema.





Y es que a la lavadora de la casa nueva (que por cierto, más allá de ser de buena marca, es igual que la anterior) le faltaba una pieza, que por fortuna ya tenemos. De nuevo, me sorprendí al ver que la washing machine estaba comida de m**rda.  Debe ser una tradición.





También tenemos una cocina hermosa en cuanto a tamaño, pero un poco cutre. Ahora vamos tirando con la reserva de gas y estamos esperando a que nos traigan otra bombona, que aquí hay que echar una instancia (literalmente). Por ahora, los únicos que han cocinado son Lars y Alexa, pero poco.



Hay que limpiar mejor, ¿eh?

Nevera de la Nancy... Minimalista...


Lo más chulo de mi nueva casa es el inmenso living room que tiene como tres zonas: una con sillas de forja y una mesita de té, otra con sillonacos y una tele y luego un comedor con una mesaza inmensa (tamaño partida de rol multitudinaria) y su típico lavabo aledaño. Los indios comen sin cubiertos así que es muy común que tengan un lavabo al lado del comedor.







Eso amarillo que apenas se aprecia
es el Jungle Speed, pues resulta que
a Alexa le van los juegos frikis.



Sí, habéis oído bien, tengo una televisión y funciona. Por desgracia no tenemos TDT, así que nos da un poco igual. Ahora echo mucho de menos mi X-Box, pero qué se le va a hacer.




Lo que tampoco tenía nuestra casa era cerradura. Aquí las casas, muy comúnmente, tienen un cerrojo que se hecha por fuera. Estaréis pensando que si el cerrojo se echa por fuera cualquiera que pasa te podría encerrar dentro de tu propia casa… Pues sí, tenéis toda la razón, es perfectamente posible, sin embargo parece ser que, por fortuna, aquí no hay nadie tan “gracioso”.

Nuestra casa solo tenía ese cerrojo y un candado con una sola llave, así que lo teníamos crudo para vivir cuatro personas. Por fortuna, el carpintero ya nos ha puesto la nueva cerradura y ya tenemos nuestras cuatro llaves. No es que la cerradura tenga pinta de ser inexpugnable ni mucho menos, pero vamos tirando.

Coincidiendo con la mudanza, resulta que los dos supermercados que nos pillaban más cerca han cerrado. Eso me deja con un paseíto (que con el calor y las bolsas es un paseazo) hasta el Nature Basket, el hipermercado más pijo y más caro de la ciudad. Está bien porque tienen productos extranjeros, pero son un poco careros.

La otra opción es cogerse un rickshaw de ida y vuelta hasta el más económico y mejor aprovisionado, SPAR. Lo malo es que cuánto más cerca vayas, más tienes que discutir con los drivers para que no se suban a la parra. Además, me siento un poco raro yendo a la compra con “chofer”.

Junto a mi casa hay una de esas típicas tiendas indias llamadas medical and general store, es decir: farmacia con algo más. Ese algo más incluye patatas fritas, helados y refrescos, así que sé que tengo cerca todos los componentes de una dieta equilibrada. De hambre no me muero, ahora de colesterol, diabetes, ascopena… no sé.




De todos modos, está bien vivir en un lugar distinto del que trabajas y para llegar a mi curro no tengo que cruzar ninguna road. En cuanto funcione Internet, estaré contento en mi nuevo hogar.




Ya os contaré cómo va la cosa en nuestro “apartamento para cuatro”, aunque ahora es solo “para dos y medio” ya que yo estoy que voy y que vengo y Hitoshi se acaba de tomar sus merecidas vacaciones y se ha ido a visitar a unos compañeros suyos nipones que enseñan japonés en Corea y en China.

Como creo que he dejado entrever en alguna ocasión, a Hitoshi no le entusiasma India, así que, además de viajar, que es su hobby número dos (tras la cerveza), va a ver cómo está la cosa por esos lares.

Yo me relajaré de esta ajetreada semana viendo los Vengadores en el IMAX 3D que hay aquí y pasando un agradable domingo en el jardincito de la piscina de algún hotel de la ciudad, rodeado de sushi, marisco, ternera y mojitos. ¿Qué más necesita alguien para ser feliz?




Yo lo tengo claro… ¡INTERNEEEEEEET!

P.S.: ¿Parezco Enjuto Mojamuto?

2 comentarios:

  1. Hola!!!!Si te apetece conocer dos chicas polacas,llevamos 3 semanas en la ciudad y la verdad que no sabemos ni donde salir a tomar una cerveza y las ganas son cada vez mayores:)
    mi email: p_swieczkowska@yahoo.es

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    1. Hola, p_sw!
      Te he intentado responder a tu mail pero me dice siempre que no funciona... A ver si me puedes dar otra forma de contactar con vosotras y os respondo con más calma. Puedes escribirme a justodesmemoriado@hotmail.com
      Un saludo!

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